sábado, 18 de agosto de 2012

Dicen...


Dicen que mis ojos se hundieron en los tuyos,
que convertí mi luz en el fuego que te abraza,
que cavé mi tumba con lágrimas, con tu olor,
que invoqué al olvido el día que te besé.

Dicen que fueron testigos de mi vida,
la misma que te di envuelta en pétalos marchitos,
la misma que no pertenecía a este mundo,
la misma que engendró mi muerte, mi vida tu vida.

Dicen que mis huesos crujieron entre tus manos,
que mis órganos gritaron pájaros de auxilio,
que las diosas sintieron orgasmos al verme morir,
morir por verte vivir, por verte fornicar con mi dolor.

Dicen que escucharon mis lamentos, mis latidos,
los últimos latidos que tocaron aquella canción,
la que compuse con las caricias ausentes.

Dicen que así estaba escrito, que así debía ser,
que tu partida se asfixiaba en tu destino,
que tus manos nunca fueron mías, ni de ellas,
que tu adiós lo escupías desde tu llegar.

Dicen que yo maté al amor en ti,
que te enseñé a reír, a volar, a lastimar;
que te entregué mi lengua envenenada,
que te obligue con orquídeas a olvidar.

Dicen que yo, dicen que tú,
Dicen que la culpa es mía, es tuya, es de dos.
Dicen y dicen y no paran de decir
Todos los reflejos que te vieron un día llegar
y sobre el vuelo de una mariposa partir. 

martes, 14 de agosto de 2012

Promesas de Origami


Alguien toca las piernas de la luna
Se sienten ásperas, sus medias de cartón.
Ese alguien, sueña con tenerla, besarla
estrangularla, hacerla suya con el viento.
Sueños de príncipe angustiado.
Ansiedad por los espacios que desocupan
las estrellas al volar, al caminar, al morir.
La luna se estremece y sonríe para brillar,
se cubre el rostro con algas que nacen
del río de sus poros, se sonroja y goza.
                                           (cree gozar)
Se envuelve entre esperanza y muñecas.
Sus uñas exclaman poesía erótica.
Se colapsan galaxias mientras sus dedos,
sus sucios dedos juegan con la gravedad.
Se contraen, se oxidan su pezones
se contrae su dignidad, su corazón.
Mirada al horizonte opresor de fantasías.
Espejo de realidad, una lucha sin victoria.
La inocencia derrumbada, aturdida.
Se apaga la luz de sus soles, se pregunta:
¿Cuántas mariposas más han de pasar?

Alguien toca las piernas de la Luna
Ella, suspira. Se tranquiliza, respira.
Se propone nunca volver
Ese alguien creyó colonizarla, es suya.
Se propone volver, quedarse.
Así como la víctima llora, se pudre.
Así la Luna deja que alguien,
ese alguien, le toque las piernas.


jueves, 9 de agosto de 2012

Hace unas cuantas mariposas


¿Hace cuantas mariposas que no sé de ti, caballero de la luz?
Recuerdo que partiste a cazar sirenas en los océanos de miel.
Justo cuando una rosa floreaba en mi garganta,
rosa con injerto de orquídea negra que nacía.
Echaba raíces hasta mi corazón, bombeaba lodo y dolor.
Las hojas sin vida colorearon mi piel, la secaron.
Sus espinas desgarraron mis órganos, tejidos y sentimientos.
Y pasaron mariposas con alas florales, con alas de agua,
con alas de calabaza, con alas de nieve y tú no volvías.
Pasaron noches con lunas hirviendo en lava, días opresores de vida.
Y no volvías, estaba triste, mientras la rosa se secaba, se partía.
Quise gritarte pero algo rasguñaba mi traquea, lo que quedo de mi alma.
Has vuelto, caballero de la luz, has vuelto a mi lecho de muerte.
Hoy la rosa se ha partido, se quedó sin brillo y sin tus besos.
Toma las semillas de mi pecho y siémbralas lejos, en el cielo.
Cuantas mariposas han pasado desde que huiste,
desde que huiste a la nada, cabalgando humo de hierba santa.
Cabalgando mi destierro, forzando mi exilio a ese lugar obscuro.
Traté de abrazarme a la vida, ella me rechazaba.
de la misma forma que tus brazos a mi corazón,
de la misma forma que las mariposas rechazan quedarse,
volando de cama en cama, de cielo en cielo hasta morir,
hasta aferrarse a la espalda de la piedad, que no tuve.