sábado, 26 de febrero de 2011

Víctima ni de Dios ni del Diablo

Estoy harto del sonido amargo que prueba mi nariz cada vez que me dices: No te vayas. Si no me voy, no es por que me haga falta la caricia de aquellas lijas, ni porqué se me ha hecho vicio verme en cada gesto tuyo, simplemente me quedo aquí esperando verte temblar y caer como los grandes rascacielos para poder salvarte como aquellos niños atrapados del 85, para poder refugiarte como los pocos estudiantes que sobrevivieron a la masacre del 68, contenerte como a las madres que ven a sus hijos colgados y decapitados en la actualidad. Se que soy más cruel de aquella imagen de niño estúpido que te ofrecí, acéptalo siempre te creíste inmortal ante mi debilidad humana, pero la realidad es otra, hay maldad reproduciendo en metástasis por todo mi cuerpo, brotando en cada palabra que escribo, regándose a la intemperie con cada paso que doy. Querido has vociferado y lo que es peor pecado de soberbia, quien te viera con esa imagen tan tuya de encantar a las personas, de arrastrarlas con tus bajos instintos a manchar tus sabanas diarias de lujuria y ansiedad, de provocarles sentir lastima por ti en cada momento de ausencia, de saturarlas con tus delicadezas y aun más de creer que te pertenecen. Has aprendido bastante bien pero no caminaste con los ojos bien abiertos, ni siquiera te diste cuenta de cómo iba chupando la porquería de energía con la que te mueves, de cómo poco a poco fui exterminando tu poder de seducción dejándote en completa soledad, ahogándote en aquellas viejas patologías que te genero la partida de tu padre cuando más lo necesitabas, y aquella necesidad que ni una madre supo llenar por que estaba ocupada haciendo lo suyo con el alcohol y después engañándose con una idiota religión. No creas que todo esto te lo recuerdo apiadándome de ti, al contrario te lo digo para que lo sientas plenamente pasar antes tus ojos idos así como me viste cuando se te ocurrió tentar en contra mía, pobre bastardo de Dios, esté ni la sombra te dio para cobijarte de lo que mi fuego esta apunto de quemar, ni siquiera se atrevió a darte un poco de fuerza para cubrirte de los latidos de mi corazón rabioso, solamente te puso donde yo quería. No me voy por que espero que caiga el último grano de arena para comenzar mi destrucción. Ven abrázame no temas a mi plan, lo sabes y lo se, ES POR TU BIEN. 

Todo esta marchito



Justo ahí donde las rosas pierden el olfato y las mandarinas se pudren, encuentro el placer de poder observarte rodeado de todo el maquillaje de aquel personaje que has decido tomar. Se muy bien que te vas, no solamente por la falta de oxígeno de este planeta, te vas porque nunca conociste la conciencia ecológica del amor. El oráculo ya había predecído tu partida, yo al mismo tiempo prepare tu maleta, llenándola de las lagrimas y el dolor que causaste en alguna de mis mascaras, yo estaré bien, lo sabes, también agregue un poco de la hiel que vomite cuando me diste a probar tus besos dulces que cortaron mi garganta. No te preocupes sabes que estaré bien. Ya prepare todo como te lo dije, no se si maldecir al oráculo por anticiparme pero lo hago confiando en los arcanos mayores sobre la información apócrifa que me cocieron en el corazón. ¿Recuerdas aquella canción que te dedique alguna vez? Si, la que hablaba claramente de la partida del sol y la luna que lloraba inconsolablemente con sus hermanas las estrellas, es la misma que quiero que pongan cuando baile en las manos de la ausencia, tal vez sería el último favor pero se que así no será, más temprano que tarde regresare ya sea solo para cerciorarme de que no olvide nada o tener el lujo de ver si sufres o ríes a razón de mi, como solías o sueles hacerlo. En fin que más puedo decirte, ya todo esta escupido, todo esta marchito, todo excepto tú.  Sin más palabras que puedan arañarte me despido, me entrego a Tanatos, a sus criados, al olvido. 

miércoles, 9 de febrero de 2011

Pista de Pizarnik


Ya me había hartado el sonido de la cafetera, murmullos y aquellas cucharas agitándose y lastimando las tazas como tú a mi suerte. Lo único que me tranquilizaba era la bella melodía de la lluvia que mezclándose con la melancolía que Pizarnik había sembrado en aquel diario. Me daban aliento para no salir corriendo. Detuve a Alejandra después de leer: “Como cuando se abre una flor y revela el corazón que no tiene”, no pude más que agradecerle, me había dado cuenta de algo, todos somos flores descorazonadas. Miré por la ventana, baje la mirada poco a poco, entré forzando para no regresar a la lectura y como una flor con corazón, en una mesa solitaria, estabas tú, sobre blanco esperando por alguien. Percaté que no había dueño trate de recordar quien estaba ahí pero Alejandra se había robado mi atención completa, me puse de pie y con una discreción que no me caracteriza, te tomé, tuve miedo de abrirte, de desnudarte pero me arriesgue a saber tú aroma blanca flor y entonces pude verte, descifrarte. Después te dejé caer. Maldito sea mi atrevimiento, no te conozco, ni nunca lo haré y ya encontraste un corazón en mi.