miércoles, 23 de mayo de 2012

Letanía a Dios


¿No sería mejor extraer todos los suspiros,
vaciar el espacio entre la piel y el corazón,
dejar el polvo sobre el sucio recuerdo de ti,
entregarle las ilusiones a una lechuza sin cabeza?

¿Qué sería sí le devolviera  a Dios el sentido
de la vida?

¿Qué sería si soñara con no despertar y ver
las esquirlas de un ángel concederme el
misterio de la muerte?

Y sí entre tanto reclamarle a Dios
termino por escupirle el color de mi vacío,
acabo con su rabia escondida entre sus manos,
pulverizo su presencia en mi cuerpo.

Quisiera presumir el rocío de la vida
pero la vida es tan seca como el lagrimal
de una puta enamorada de su reflejo.

Quisiera de tantas maneras
navegar entre los mares densos
de mi melancolía, remar entre la nada
que habita mi mente y después…

Dios, mi corazón se ha vuelto polvo
¿Qué haré con tu muerte?  

sábado, 12 de mayo de 2012

Anatema de mi locura

Son cuervos, Virginia, son cuervos los que cargan a Alejandra. Traen mi féretro.

Anda, ve y maquíllate.
¿Traes contigo las piedras? Recuerda que consumaremos la ultima inocencia con el aullido del lobo.  

No te preocupes por escribir, las estrellas tienen instrucciones de plasmar nuestros ideales sobre el firmamento.  ¿Sientes cómo quema el aliento de los minutos que van muriendo entre tus poros?
Enciende las velas y plántalas en mis pies, avisaremos al infierno cuando sea la hora marcada por los ángeles de nuestro destierro, deja que echen raíces.

El nombre del árbol lo sabemos Tú, Alejandra y Yo. 
Adelántate, asegúrate de que Orozco tenga listos los talismanes. 
No sé si sobrevivamos a la angustia embriagarte que provoca mi vacío.
Camina sin temor a la orilla de ese río, no volverá a tragarte su misoginia, al contrario hará florear lirios con tu rostro, con tu tono de piel, con tu miedo, con tu sonrisa.
Pinta el suelo con el color de la canción de sol. 

Desprende tus ropas, desnuda tu miedo, doblega a la muerte, recibe a Alejandra y vuelen. 
Me haré cargo de ablandar estás cuatro paredes que nos pudrieron el corazón mientras se funden con el polvo.   La jaula nunca se volvió pájaro, ni cuervo, se convirtió en su auxilio, en su destino obstinado.
Siniestro delirio amar a la vida, gran lección enmarcada entre nuestras venas que seguirá fluyendo entre la mirada de los agobiados.
La luna danza al otro lado de la noche, cree burlarse de nosotros, solo se engaña, sufre más.  Las veo hechizar al viento, las guía entre el polvo, los recuerdos y la historia.  Llegó mi carroza arrastrada por miles de moscas, es tiempo de partir, de tatuar mi rostro en el pecho de la madre tierra.  Virginia espera, no te vayas, Virginia, no son cuervos, es la nada.