Extraño tanto abrir mis venas y escribir con esa tinta carmesí estrofas románticas, estrofas desesperadas, estrofas que se evaporan y vuelan al lado más oscuro del corazón.
Extraño tanto vaciarme en la tristeza y acurrucarme entre los brazos de la muerte, morderme las uñas y escupir recuerdos cargados de agonía y desesperación.
Extraño tanto, que es tan extraño verme sonriendo, verme brillar entre la densidad de la realidad, acariciar la vida y saber que el sabor de sus besos me gusta más que la amargura de tu amor.
Extraño, te has convertido en un extraño entre mis recuerdos y memorias, un misterio para mis suposiciones, una ausencia entre las caricias nuevas, entre las maravillas que me proporciona un nuevo calor.
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